Buen día chicos. ¿Cómo están?
Hoy les propongo seguir trabajando con "El cuento tradicional".
Escribo en la carpeta:
El cuento tradicional
*Luego de leer el cuento "El espejo prodigioso", resuelve las actividades de la página 163 del manual.
*¿Qué características tienen los cuentos tradicionales? (ver en la página 164).
*¿Qué tipos de personajes podemos encontrar en los cuentos? (ver página 165).
Aquí les dejo para que disfruten leyendo algunos cuentos tradicionales argentinos:
El zorro juez
Un día se le apretó al tigre una pata entre unas piedras de modo que por sus propios medios no podía sacarla.
Pasó por allí cerca un caballo, y el tigre lo llamó y le pidió con toda humildad que lo ayudara.
- No -le dijo el caballo-, yo te conozco, tú eres capaz de comerme después que te haga el favor de liberarte.
- Te juro, hermano, que no lo haré; no me niegues tu apoyo en este trance; son muy grandes mi humillación y mi dolor.
- Así lo haré, pero no olvides tu juramento.
Diciendo estas palabras, el caballo levantó la piedra con gran esfuerzo y el tigre quedó libre.
Siguieron juntos por un sendero del campo. Conversaban amistosamente, cuando el tigre se le plantó delante al caballo y le dijo:
- Hace tres días que estoy sin comer y mi estómago no da más, por fuerza tengo que comerte.
- ¿Y ése es el modo de agradecerme y de cumplir tu palabra?
- No tengo más remedio que comerte.
-Esto no puede ser así, recurriremos a un juez.
En ese momento apareció un zorro, y el caballo le gritó:
- Oiga, señor, ¿usted no es juez?
- Sí, señor, lo soy desde hace mucho tiempo.
- Entonces, nos tendrá que resolver una cuestión.
Le expusieron con detalles el caso y cada uno presentó sus razones.
- No entiendo cabalmente el suceso -dijo el zorro después de reflexionar un rato-. Para dar mi fallo, necesito ir al lugar del hecho y ver cómo estaba este señor.
Fueron allí, el tigre puso su mano en el sitio en que la tenía y el caballo le colocó encima la piedra que la apretaba.
- Muy bien -dijo el zorro, dirigiéndose al tigre-. Mi fallo es que te corresponde quedar ahí preso por no saber cumplir la palabra empeñada ni agradecer los favores recibidos.
Pronunciada la sentencia, se marcharon el zorro y el caballo. Dejaron al tigre con la mano apretada, dando tremendos rugidos de dolor y de vergüenza.
El zorro y el quirquincho
Indios Matacos
Estaba un día el zorro pensando en cómo conseguir comida sin hacer ningún esfuerzo, y se le ocurrió una idea. Fue a ver al quirquincho y le propuso una sociedad:
Yo tengo un campo listo para ser sembrado y cosechado, y creo que no hay mejor cavador que usted.
Podría ser – respondió el quirquincho.
Las ganancias serán divididas en partes iguales – prosiguió el zorro – Lo que salga arriba de la tierra será para mí, y lo que salga debajo de la tierra será para usted. ¿Le parece justo?
Si usted lo dice, me parece bien – accedió el quirquincho, e inmediatamente se puso a trabajar.
El quirquincho cavó y cavó, y cuando estuvo la tierra preparada, sembró papas. Las plantas comenzaron a crecer y el zorro vigilaba el campo día tras día, orgulloso de su idea.
Recuerde, lo de arriba es para mí y lo de abajo es para usted – le decía al quirquincho.
Lo recuerdo, lo recuerdo bien.
Un día, las plantas estuvieron listas para ser cosechadas, y cuando el zorro vio que el quirquincho se quedaba con las papas y a él le correspondían tan sólo unas hojas inservibles, le dijo:
Pienso, más bien, que con la próxima cosecha deberíamos hacer al revés. Yo me quedaré con lo de abajo y usted con lo que crezca por arriba de la tierra. ¿Le parece justo?
Si usted lo dice, me parece bien – le respondió el quirquincho, e inmediatamente se puso a preparar la tierra para la nueva plantación.
En esta ocasión, lo que sembró fue trigo. Las espigas comenzaron a crecer y el zorro vigilaba el campo día tras día, orgulloso de su idea.
Recuerde, esta vez lo de abajo es para mí y lo de arriba es para usted – le decía al quirquincho.
Lo recuerdo, lo recuerdo bien.
Cuando el trigo estuvo listo para ser cosechado, el zorro vio con sorpresa cómo el quirquincho se llevaba las espigas, y él se quedaba únicamente con unas raíces inservibles. Finalmente dijo:
Creo que lo justo será que en la próxima cosecha yo me quede con lo de arriba y con lo de abajo.
¿Y qué será para mí? – le preguntó el socio.
Lo del medio. ¿Le parece justo?
Si usted lo dice, me parece bien.
Entonces, el quirquincho sembró maíz. Las plantas crecían y el zorro vigilaba el campo día tras día, muy seguro de que su idea no podría fallar esta vez.
Recuerde, lo de abajo y lo de arriba es para mí, y usted se queda con lo del medio – le decía al quirquincho.
Lo recuerdo, lo recuerdo bien.
Cuando llegó el momento de la cosecha, el quirquincho orgulloso cortó los chocos por el medio de las plantas, y dejó al zorro atónito con su parte de arriba y su parte de abajo.
Hola profe soy renata le queria preguntar si en la pagina 165 hay que hacer las actividades de releo y analizo
ResponderEliminarHola
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