La creación de las flores
Dicen que dicen... los abuelos sabios, que hubo
un tiempo que el generoso hacedor de todas las cosas, no le había puesto flores
a las plantas que cubrían la tierra. Sólo abundaba el verde en todas ellas.
También dicen que en la Patagonia
vivía una niña muy bella. Cuentan que los jóvenes que la conocían, solían
caminar largas distancias sólo para poder contemplarla aunque más no fuese de
lejos y si ella los reconocía, ellos recibían como premio la amplia sonrisa de
la bella Kospi.
Como todas las mujeres Tehuelches,
Kospi tejía mantas y también las pintaba.
La jovencita adoraba sentarse a
orillas del lago, mientras el solcito calentaba la tarde, mirándose
espejada en las cristalinas aguas, destrenzando sus largos y renegridos
cabellos y peinarlos con su peinecito de hueso.
Así la sorprendió Karut, el trueno,
aquel día de otoño.
Hacía muchas lunas que Karut venía
persiguiéndola, claro que ella no le prestaba atención, cosa que enojaba mucho
a Karut.
Sin embargo, esta vez el trueno estaba
decidido a lograr su cometido, y sin que ella tuviese tiempo de reaccionar y
defenderse Karut la aprisiono entre sus poderosas garras, la raptó y la llevó
consigo, trepó las altas cumbres y la encerró en una caverna lejos de todo y de
todos.
Por más que la bella Kospi lloró,
pataleó y suplicó, Karut, el trueno no se conmovió, ella estaba presa en la más
absoluta soledad, era grande su pena y el frío sepulcral de la montaña
congelaba el alma y el cuerpo de la joven.
Allá en la lúgubre cima el aire
gélido, primero le entumeció los pies, luego fue trepándole por las piernas y
le subió por el cuerpo hasta congelarla y confundirse con el hielo de las
cumbres.
Quizás, fue por eso. que Karut la
perdió en la inmensidad y por más que vociferó con su tremendo vozarrón
haciendo temblar la tierra, sólo pudo despertar a Lluvia que comenzó a caer y
llovió sin cesar vaya uno a saber cuanto...
Kospi, que ahora era sólo una masa de
hielo, fue arrastrada y al deslizarse por la ladera de la montaña, el temeroso
sol derritió el hielo y el agua buscó el valle hasta inundarlo.
Y llegó la primavera.
Kospi, hecha gotita trepó por el tallo
de una planta, llegó hasta copa y subió por una rama y al tocar el extremo, al
fin pudo vislumbrar nuevamente su amado pueblo, y ohhh sorpresa!, estalló en
una colorida flor.
Tal vez debido a esto en Tehuelche se
les llama kospi a los pétalos de las flores.
Fin
Leyenda del Irupé
Dicen que dicen...que
Yasí-Rata había nacido en una maloca, rodeado de todos sus parientes en tierra
guaraní, a orillas del río Paraná.
El pequeño creció feliz hasta convertirse
en un apuesto jovencito, muy soñador. Al llegar a la adolescencia, su mayor
pasatiempo era abandonarse a orillas del río para contemplar a la reina de la
noche, de quien el muchacho estaba profundamente enamorado.
Él amaba a la luna con verdadera
pasión.
Cuando las nubes cubrían la faz y
ocultaban el rostro de su amada imposible, Yasí-Rata se desesperaba de tal
forma que trepaba a las copas de los árboles más altos, sólo con la esperanza
de poder atraparla.
Sus amigos solían burlarse de él y el
muchacho no encontraba consuelo, todo lo que hacía era con el afán de
acariciarla pero todo era en vano.
Por muchas lunas el muchacho busco
unos montes altos, caminó y caminó, hasta que al fin los halló, una vez allí,
alzó sus brazos en señal de súplica, pero ni así, pudo cumplir su deseo.
En su desesperado y solitario corazón
no cabía más que su amor por a inalcanzable luna.
Atormentado, Yasí-Rata abandonó su
pueblo y camino hacia el ocaso con la ilusión de rodearla con un
abrazo en el momento que ella tocase el horizonte.
La marcha fue incesante, el camino
intrincado y duro, tanto que sus pies ampollados le hicieron detenerse
para remojarlos en el agua fría del Paraná.
Sentado a la vera del río lo
sorprendió la noche y allí apareció la imagen reflejada en el agua, él
emocionado se paró para ver mejor aquella imagen y entonces, se vio, allí
estaban juntos por primera vez. Sin pensarlo, se arrojó a los brazos de
su idolatrada luna.
Pero al caer sobre las aguas, las
imágenes desaparecieron y Yasí-Rata fue devorado por la correntada.
Tupá, el Dios bueno y generoso de los
guaraníes, sintió una profunda compasión por el muchacho y decidió traerlo a la
tierra nuevamente transformado en flor de Irupé cuyas flores blancas significan
la pureza y la transformación en rojo, luego de unos días, la encendida pasión
de Yasí-Rata, que ahora perdurará por siempre hasta el fin de los días.
Yasí-Rata podrá conversar con su amada
todas las noches de su vida y ya no se separará de ella nunca jamás, sin dudas,
fue un generoso premio que Tupá le concedió al joven, por un amor tan puro y
desinteresado.
Fin
*¿De qué pueblos originarios provienen estas leyendas?
*¿En qué elementos de la naturaleza se transforman sus personajes?
*¿En qué lugar se desarrollan?
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